Franz Kafka fue un escritor alemán cuyas obras son catalogadas como las más innovadoras e influyentes de la literatura universal del Siglo XX. Su estilo de alto contenido psicológico, sintetiza lo absurdo y lo metafísico, lo lúcido y lo irónico, y describe la paradoja de un mundo de sueños en un marco minuciosamente realista. Su doble juego entre lo monstruoso y lo normal queda reflejado en su obra cumbre: La Metamorfosis.
La complejidad de la personalidad del escritor, que era un ser inescrutable, atormentado y paradójico, junto a la importancia de su perspectiva sobre el mundo, hizo que en muchos países se utilizara el término “kafkiano” para referirse a situaciones rebuscadas, laberínticas, angustiosas o actitudes complejas que recuerdan a las que Franz Kafka reflejó en su obra.
La infancia de Franz Kafka
Hijo de comerciantes judíos, Franz Kafka nació en Praga el 3 de julio del año 1883, en una familia muy relacionada con lo cultural. Hermann Kafka, su padre, con quien tuvo una relación conflictiva, logró posicionarse socialmente a través de un matrimonio ventajoso, gracias al cual pudo costear una excelente formación para su primogénito, en un colegio alemán de Praga.
Su padre era hijo de una familia rural judío-checa de carniceros de la región de Bohemia Meridional. Con problemas económicos frecuentes, se radicó en Praga para regentear un negocio textil cuando Franz nació.
Su madre, en cambio, Julie Löwy, pertenecía a una familia pudiente de la burguesía judeo alemana que se dedicaba en forma próspera a la fabricación de cerveza. Proveniente de una clase adinerada, la educación de la madre de Franz era más refinada y en su ámbito interactuaban profesores universitarios, artistas y bohemios.
El matrimonio instalado en Praga formó parte rápidamente de la alta sociedad. El padre fue quien desde el comienzo marcó las pautas de la educación de Franz, insistiendo (a partir de su propia experiencia) en la necesidad del continuo esfuerzo para superar las dificultades de la vida.
Su actitud hacia los hijos fue marcada por la prepotencia y el autoritarismo, quedando la madre relegada a un segundo plano en el aspecto educativo.
Franz Kafka fue el mayor de 6 hermanos, tres de los cuales eran mujeres que fueron llevadas por los nazis a los campos de concentración y de exterminio, donde perecieron en las cámaras de gas junto a otras 1300 personas que murieron en el holocausto.
Formación académica de Franz Kafka
Desde la primera infancia, Franz hablaba el idioma checo y el alemán, que eran las lenguas maternas de su padre y madre, respectivamente. Luego adquirió conocimiento de la cultura francesa y aprendió a hablar el francés, idioma en el que se encuentran sus favoritos Goethe, Flaubert, Dickens y Cervantes.
Entre 1889 y 1893 cursó sus estudios primarios en la Deutsche Knabenschule. Sus padres no eran muy apegados a las tradiciones judías, por lo que a los 13 años de edad Franz acudía acompañado por su padre sólo 4 veces por año a la sinagoga. Franz se sentía atraído por el ateísmo.
La educación secundaria la cursó en el Instituto de Enseñanza Media Imperial Real, que está ubicado en el interior del Palacio Kinsky de la Ciudad Vieja, en la que sobresalía por sus excelentes calificaciones por encima de sus compañeros.
Mientras transcurría la adolescencia, fue miembro de la Freie Schule, que era una institución anticlerical. Tuvo especial vocación por los ideales de solidaridad del socialismo y fue un ávido lector de Nietsche, Darwin y Haeckel.
A la edad de 14 años Franz Kafka se inició como escritor, y aunque destruyó todos sus textos pudo percibir la diferente calidad de sus escritos en relación a sus compañeros, en especial en el aspecto formal.
Luego de aprobar el bachillerato, intentó estudiar Química en la Universidad de Praga, después de lo cual probó también con Historia del Arte. Pero su padre lo obligó a estudiar Derecho, a pesar de que nunca sintió el menor interés, doctorándose en 1906.
En sus años universitarios Franz Kafka tuvo tiempo de cultivar la lectura y su vocación literaria y filosófica, conociendo así a muchos autores. Se hizo amigo de Max Brod (futuro crítico literario y escritor) con quien sostuvo una amistad íntima que duró toda su vida. Su personalidad introvertida, su soledad y tendencia al aislamiento fueron mitigadas por el enérgico carácter de Brod.
Luego de recibirse de abogado y trabajar en varios bufetes de colegas, trabajó en Praga en una compañía de seguros. Era puntual, eficiente, y hasta obtuvo un ascenso, pero carecía de interés genuino por la profesión. Era un empleo aburrido que sólo le ocupaba las mañanas, tal vez el que posteriormente inspirara alguno de sus libros sobre el tedio de la burocracia. Por las tardes, Franz daba rienda suelta a su pasión por la literatura.
La enfermedad de Franz Kafka
En 1917, cuando comenzó a interesarse en la religión judía y su mística, que influyeron notablemente sobre el escritor, vio frustrado su proyecto de emigrar a Palestina al percibir los primeros síntomas de la enfermedad que luego le causaría la muerte: la tuberculosis.
Dicho diagnóstico le hizo romper su compromiso matrimonial con Felice Bauer, quien había conocido a través de Max Brod. En los cinco años de relación con Felice, las vacilaciones de Franz lo llevaron a romper y retomar la relación repetidas veces. El estallido de la Guerra Mundial y la ruptura del romance dieron inicio a la etapa creativa más prolífica del escritor.
Por su enfermedad, tuvo que pasar largos períodos en diversos sanatorios, algunos en los Alpes italianos y luego cerca de Viena, en Kierling. Allí se enamoró de Julie Wohryzek, una joven checa con la que no pudo casarse por la fuerte oposición de su padre.
La famosa “Carta al padre” reveló la conflictiva relación que Franz Kafka mantenía con su progenitor, carta que nunca llegó a enviar a su destinatario y que recién fue publicada post mortem.
Luego escribe, en 1920, las “Cartas a Milena” que testimoniaban una profunda relación que Kafka mantuvo con una periodista y traductora checa. Mujer casada, Milena no tuvo el valor para disolver su matrimonio por lo que se distanciaron alrededor de 1921.
La muerte de Franz Kafka
Con la enfermedad en estado muy avanzado, en 1923 Kafka conoce a la joven Dora Diamant quien le devuelve la esperanza y al que considera un gran amor, el que siempre había anhelado. Pero el agravamiento de su dolencia lo lleva a la muerte en el sanatorio de Kierling, el 3 de junio de 1924, en compañía de su amigo Max Brod, Dora Diamant y su tío Siegfried.
Las obras de Franz Kafka
Pese a la enfermedad, a sus cinco intentos frustrados de matrimonio, a la férrea oposición y hostilidad de su familia en relación a su vocación literaria, y a su empleo rutinario de burócrata en la compañía de seguros de Praga, Kafka se dedicó a la literatura intensamente.
Luego de las Cartas a Milena se establece en una casa de campo que era propiedad de su hermana, en la que escribió “El castillo”, por muchos considerada la obra cúspide de Kafka, tanto por su complejidad estructural como por su simbolismo, madurez metafórica y valor intelectual. Escrito en la fase última de su vida, cuando progresaba tenazmente la enfermedad, Kafka alcanzó una fuerza expresiva de una intensidad poco habitual.
Como dijera Hermann Hesse, el estilo extraordinario y la intensidad de Kafka lo convierten en el rey de la prosa alemana. Sus novelas “El castillo”, igual que “El Proceso”, desencadenaron un alud de comentarios e interpretaciones no sólo de tipo literario sino también filosófico, teológico, psicológico, político y sociológico por la profundidad de los temas que tocaron el nervio de la época moderna.
En 1915 escribió “La Metamorfosis”, en la que Gregorio Samsa (el protagonista) es un hombre mediocre, viajante de comercio que descubre una mañana, al despertar, que se ha convertido en un enorme insecto. La transformación horrible de Gregorio en un escarabajo es narrada con total normalidad, como si transformarse en un bicho monstruoso fuese algo cotidiano y común.
Este juego doble de normalidad y monstruosidad en la creación del autor, es una constante en la que reside su singularidad.
En una sola noche Kafka escribió “La condena”, obra en la que relata un conflicto paternofilial. En ella, un viejo y enfermo anciano recobra su vitalidad de repente para maldecir y oprimir con su autoritarismo a su hijo, que sólo deseaba vivir y desarrollar su propia vida.
En “El proceso”, Kafka relata la lucha incesante de un acusado de un crimen que no se sabe cuál fue, que nadie puede explicarle y para el que no alcanza ningún medio de defensa. Luego de un año, ya impotente y extenuado en una lucha absurda e imposible por no saber cuál era la causa de la acusación, Joseph K (el protagonista) es llevado a las afueras de la ciudad sin que opusiera ninguna resistencia, donde es ejecutado. La obra se centra en la fuerza del sentimiento de culpa, el crecimiento de dicho sentimiento y los tormentos que desencadena. La obra fue llevada a la ópera, al teatro y al campo cinematográfico rodado por Orson Welles.
Las obras conocidas de Franz Kafka son:
- “Descripción de una lucha”
- “Meditaciones”
- “La metamorfosis”
- “El castillo”
- “El proceso”
- “La condena”
- “Un médico rural”
- “En la colonia penitenciaria”
- “La muralla china”
- “Los Diarios”
- “América”
El valor de la obra de Franz Kafka
La obra de Franz Kafka fue conocida en contra de su expresa voluntad, ya que había ordenado a Max Brod (su amigo íntimo) que quemara los escritos después de su muerte. Sin embargo, cuando se hizo pública constituyó una de las obras cumbres de la literatura de Alemania y de las más influyentes de su siglo.
La obra de Franz Kafka inició una etapa de profunda renovación que la novela europea experimentaría en las primeras décadas del Siglo XX, dejando atrás el realismo para convertir en parábolas con gran riqueza simbólica a sus narraciones.
La inquietud espiritual de Kafka fue penetrante, y se vio reflejada en un estilo entre lírico, melodioso y dramático del que daba cuenta su Diario personal (iniciado en 1910 y que finalizara el día de su muerte), del que fueron extraídos pasajes y fragmentos.
La existencia angustiosa y atribulada de Franz Kafka impregna su narrativa de un pesimismo irónico que describe trayectorias entre fantásticas y realistas que no tienen principio ni fin, en el seno de una realidad distorsionada. Sus personajes quedan atrapados en una desorientación angustiosa que los deja desamparados frente a un mundo deshumanizado e ininteligible, donde la alienación del sujeto se produce en medio de la naturalidad de su realidad más cotidiana.
Con grandes dificultades de interpretación por sus insondables y oscuros laberintos, su obra se caracteriza por un impecable estilo y extrema claridad que colocaron a Kafka a la cabeza de la renovación de la literatura contemporánea.
Turbadoras, sus historias son protagonizadas por antihéroes incomprendidos y extraviados en un mundo que refleja una realidad cotidiana fácilmente reconocible, pero sometida a mutaciones inquietantes que sumergen al lector en una pesadilla asfixiante y opresiva que plasma la angustia e incertidumbre del hombre contemporáneo.
Su obra está llena de arquetipos y temas relacionados con la alienación del ser humano, la brutalidad psicológica y física, los conflictos familiares y en especial de padres con los hijos, las aventuras terroríficas de sus personajes, las transformaciones místicas y los laberintos burocráticos.
Sus escritos, de absoluta originalidad y riqueza significativa, revelan una angustiosa existencia sumida en el absurdo de situaciones laberínticas, reflejada en personajes desamparados que escapan a cualquier intento de control de un mundo que le es adverso, que degrada, oprime y somete al ser humano.
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