Hammurabi fue un rey babilónico famoso por haber sabido engrandecer el capital de su pueblo, con una gran seguridad en las relaciones con otros pueblos. Además se le respeta por haber sido el primer rey de Babilonia capaz de separar la política de la religión.
Hammurabi nació en el año 1810 a. C. y falleció en el 1750 a. C., se lo conoce por haber sido el sexto rey de Babilonia en la Primera dinastía (que abarca desde el año 1792 al 1750 a. C.).
Hammurabi fue hijo de Sîn-Muballit, un importante rey babilónico de quien heredó no sólo el poder sino también una gran capacidad de liderazgo y autodeterminación. Gracias a ello pudo convertirse en uno de los personajes más importantes de la historia de Oriente.
Hammurabi marcó un antes y un después en la historia del pueblo babilónico porque consiguió extender las fronteras del Imperio hacia el territorio de la Mesopotamia, conquistadas a pueblos vecinos. Supo mantener su gran imperio hasta el día de su muerte, no obstante, sus descendientes no supieron mantener a salvo su legado y lo fueron perdiendo en sucesivas guerras.
Entre las cosas que ha legado Hammurabi para el futuro se encuentra el Código de Hammurabi, que se encuentra formada por un conjunto de leyes que se considera uno de los primeros compuestos en la historia. El mismo se encuentra expuesto en el Museo del Louvre de París.
El reinado de Hammurabi
Como rey comenzó un mandato pacífico, en el que se dedicó a mejorar las condiciones arquitectónicas de la ciudad y reforzar las murallas ante posibles ataques.
Una vez consolidado su reinado tuvieron lugar algunas revueltas en los territorios aledaños que derivaron en batallas. Hammurabi armó un buen ejército y fue conquistando lentamente un gran porcentaje del territorio babilónico.
En torno al año 1763 a. C., gran parte de la Babilonia estaba bajo el reinado de Hammurabi.
De aquella época se conservan documentos exquisitos, como una gran cantidad de tablillas de barro en la que se deja constancia de contratos realizados en nombre del rey y dirigidos a empleados que colaboraron con tareas relacionadas con mantener el orden en el reinado. Un verdadero legado para el futuro.
Otro de los cambios importantes que impuso Hammurabi en su reinado fue la separación de las cuestiones religiosas y políticas. Así, determinó que ciertos asuntos sólo eran de índole política y para ser resueltos debían tomarse como asuntos laicos. Posiblemente fue uno de los primeros reyes en asumir una responsabilidad civil separada de la estructura eclesiástica.
Cabe mencionar también que su poder alcanzó también los estamentos de la religión e hizo un uso para muchos desproporcionado de este poder. Dominó muchos templos y mandó erigir estatuas suyas para que fueran incorporadas en ellos. Se supone que su intención era conseguir que a la hora de su muerte su pueblo pudiera rendirle culto y mantener viva su memoria.
Hammurabi mandó levantar templos y monolitos para honrar la memoria de otros personajes históricos.
Construyó también importantes monumentos, tales como la gran muralla de Sippar, dedicada a los dioses Shamash y Shenirda, y el Gran emblema, un imponente monumento dedicado a los Grandes dioses que decía le habían acompañado durante el combate y le habían ayudado a engrandecer el Imperio de Babilonia.
Si bien a Hammurabi se le suele recordar por el famoso código legal, su gran acierto estuvo en saber combinar diplomacia y arte de guerra, para construir el mayor imperio que haya existido en el Próximo Oriente.
Foto: Wikimedia Commons