Julio Cortázar fue un escritor e intelectual argentino, que en la década de 1960 representó el “boom” editorial de la literatura latinoamericana en el mundo. Nacionalizado en Francia como protesta a la dictadura militar argentina, Julio Cortázar fue un autor innovador en prosa poética, relato corto y novela. Su original estilo entre lo real y lo fantástico inauguró una forma nueva de hacer literatura en el mundo, rompiendo los moldes clásicos.
Lejos de los encorsetamientos, rutinas y patrones establecidos, Julio Cortázar fue un inteligentísimo renovador de los géneros que cultivó el cuento fantástico, al igual que Borges (aunque de ideologías opuestas). Sin embargo, sus relatos se apartaron de la metafísica indagando en las fascetas más enigmáticas e inquietantes de lo cotidiano, buscando la autenticidad y el profundo sentido de lo real. Julio Cortázar fue, además de escritor, un traductor reconocido por su oficio el que le permitió trabajar también para la UNESCO.
Julio Florencio Cortázar nació en Bélgica el 16 de agosto de 1914, y optó en señal de protesta por la nacionalidad francesa en 1981, en tiempos del régimen militar argentino.
Vivió su infancia y adolescencia en la Argentina, y desde 1950 residió en Europa. Luego de vivir en Italia, Suiza y España, se radicó en Francia donde permaneció desde 1951 ambientando algunas de sus obras en las calles parisinas.
El pequeño Cocó
La infancia de Julio Cortázar se inició al sur de Bruselas (capital de Bélgica) en la ciudad de Ixelles, en la que nació en los mismos días en que los alemanes invadían el país.
Hijo de María Herminia Descotte y de Julio José Cortázar, ambos de nacionalidad argentina, la familia lo llamaba el pequeño Cocó. Su padre se desempeñaba en la embajada argentina en Bélgica, por lo que el mismo Julio Cortázar declaró años más tarde, en forma irónica, que su nacimiento fue producto de la diplomacia y el turismo.
Lejos de la guerra
Al finalizar la Primera Guerra Mundial, la condición alemana de su abuela materna le permitió a la familia pasar la frontera hacia Suiza. Pocos años después se radicaron en Barcelona por un año y medio, y luego volvieron a la Argentina.
Infancia
En Argentina pasó su infancia en el Gran Buenos Aires, en los suburbios de Banfield. Vivió junto a su tía Ofelia, su madre y su única hermana, con las que compartió la vida en una casa con fondo que inspiró su obra “Los venenos y Deshoras”.
Basada en sus recuerdos infantiles no muy felices, como él mismo relatara en su obra, su vida estaba rodeada de “mucha servidumbre, una tristeza frecuente y excesiva sensibilidad”. Una infancia brumosa, cuyo sentido del tiempo y el espacio era diferente a los demás.
A los seis años de edad, el padre de Julio Cortázar abandonó a la familia y nunca más tomó contacto con él. Incluso nunca quiso saber nada con su padre, de quien dijo años más tarde: “nunca hizo nada por nosotros”.
Julio Cortázar fue un niño enfermizo que pasaba largas horas en cama, con lo cual la lectura fue una gran compañera. A la edad de nueve años ya había leído a Edgar Allan Poe, Julio Verne y Víctor Hugo, por lo que padecía frecuentes pesadillas, y además pasaba mucho tiempo leyendo su Pequeño Larousse Ilustrado.
El pequeño Cocó pasaba tantas horas leyendo que su madre consultó a un médico y al director del colegio para preguntar si era normal. Ambos le recomendaron que el niño dejara de leer por unos seis meses, o que leyera menos, para que pudiese, en cambio, salir a tomar sol.
Lector y escritor precoz
A la edad de diez años Julio Cortázar ya había escrito una novela: “Afortunadamente perdida”, y antes de ella algunos sonetos y cuentos cortos. La mayoría de sus cuentos son autobiográficos y narran hechos vividos en su infancia: Final del Juego, Bestiario, La señorita Cora, Los venenos, entre otros.
Era de tal calidad cada uno de sus escritos, que su madre y su familia fueron escépticos respecto de su autoría. En entrevistas que se le hicieron a Julio Cortázar en años posteriores compartió el gran pesar que le generaba ese recuerdo.
La juventud
Luego de completar la escuela primaria Julio Cortázar estudió magisterio y a los diecinueve años comenzó a estudiar Filosofía, aprobando el primer año en la Universidad de Buenos Aires.
Pero pronto entendió que debía trabajar para ayudar a su madre y ejerció la docencia, desempeñándose durante cinco años como maestro rural, y ejerciendo luego el oficio de maestro en Saladillo, Bolívar y Chivilcoy, ejerciendo también en esta última el puesto de profesor de literatura.
Julio Cortázar vivía en habitaciones solitarias de pensiones, en las que aprovechaba el tiempo libre para escribir y leer.
En 1944 se mudó a Mendoza, en cuya Universidad Nacional de Cuyo impartía cursos y clases de literatura francesa. También participaba en manifestaciones de oposición al peronismo, y cuando Juan Domingo Perón ganó las elecciones presentó la renuncia.
En 1951 obtuvo una beca para viajar a París, y finalizada ésta ejerció el oficio de traductor y escritor de la UNESCO en la capital de Francia.
En ese tiempo ya había publicado algunas obras en Buenos Aires bajo el pseudónimo “Julio Denis”, con una marcada influencia de Jorge Luis Borges: el poema “Los reyes” y la primer serie de relatos breves “Bestiario”.
Ya en 1960 Julio Cortázar disfrutó del reconocimiento y fama internacional, y su nombre estuvo al lado de grandes personalidades como Mario Vargas Llosa, Gabriel García Marquez, Jorge Luis Borges, Carlos Fuentes y Juan Rulfo, protagonistas del auge de la literatura latinoamericana en Europa.
Si bien junto a Borges cultivó inteligentemente el cuento fantástico, Julio Cortázar se diferenció de su compatriota no sólo por su sensibilidad artística, sino también por su profunda identificación con las clases marginadas y los movimientos de izquierda.
La experiencia en Cuba
El viaje de Julio Cortázar a Cuba en el año 1962 fue una experiencia decisiva como así también un detonante para el cambio radical de actitud que el escritor tendría en su vida futura y en su obra. La revolución cubana le mostró de modo cruel su pasividad política y se fue metiendo en su literatura.
“El amor del pueblo cubano por el Che me hizo sentir extrañamente argentino el 2 de enero cuando el saludo de Fidel al comandante Guevara (allí donde esté) en la Plaza de la Revolución, desató en trescientos mil hombres una ovación que duró diez minutos”.
Como él mismo expresa: –“tomé conciencia del gran vacío político que había en mí y traté de documentarme a partir de ese día, traté de entender, de leer.” Ese mismo año se publica la primera traducción de una de sus obras: “Los Premios”, y al año siguiente “Historias de Cronopios y de Famas”, de la editorial Minotauro en Buenos Aires.
Desde su viaje a Cuba, Julio Cortázar dejó de ser un intelectual de carácter introvertido para convertirse en activista político. Su conciencia social y política lo llevó a Chile al acto de asunción de la toma de posesión del presidente Salvador Allende, y luego a apoyar en Nicaragua el movimiento sandinista. Julio Cortázar fue un personaje público que intervino firmemente en la defensa de los derechos humanos.
Muchas obras y artículos escribió como respuesta a este compromiso social, entre los que se destaca “Dossier Chile: el libro negro” (referido a los excesos cometidos en el régimen militar del General Pinochet).
Del mismo tenor escribió “Nicaragua, tan violentamente dulce” (donde da testimonio de las luchas sandinistas contra la dictadura de Somoza), que incluye el poema Noticias para viajeros, y el cuento Apocalipsis de Solentiname (del libro de cuentos “Alguien que anda por ahí”.
Un hombre de letras
Referente de la literatura del siglo XX, Julio Cortázar tenía una biblioteca propia de cuatro mil ejemplares, de los cuales 513 libros fueron dedicados por sus autores, hablando de las cercanías intelectuales y personales como las que tuvo con José Lezama Lima, Octavio Paz, Mario Vargas Llosa, Pablo Neruda, Simone de Beauvoire, Jean Paul Sartre.
La Fundación Juan March, de Madrid, conserva cuidadosamente sus libros, que no sólo cuentan con dedicatorias sino que también están llenos de anotaciones, flechas, paréntesis y comentarios en sus páginas.
Julio Cortázar era un lector acostumbrado a leer con un lápiz para subrayar frases, como si se subrayara a sí mismo. Según él mismo decía, marcaba aquellas que significaban una sorpresa, un descubrimiento y hasta una revelación, las que numeraba para facilitar el encuentro ya que muchas veces significaban futuros epígrafes, referencias o citas de sus cuentos y hasta pequeños fragmentos que no tuvieron lugar preciso en sus cuentos.
La lectura a los diecinueve años del libro “Opio, diario de una fascinación” del autor Jean Cocteau, lo deslumbró y cambió radicalmente su visión de la literatura descubriendo el surrealismo.
La vida amorosa de Julio Cortázar
- Julio Cortázar se casó con Aurora Bernárdez en 1953, una traductora argentina con quien vivió en París pasando dificultades económicas. La estrechez dineraria cambió cuando tradujo para la Universidad de Puerto Rico la obra completa del escritor norteamericano Edgar Alan Poe, considerada por la crítica como la mejor traducción lograda. El matrimonio vivió en Italia durante un año, mientras traducía la obra, hasta que volvieron a Argentina en barco, en cuyo trayecto Julio Cortázar escribía en su máquina portátil una nueva novela.
- En el año 1967 el autor rompió el vínculo con Aurora Bernárdez y formó pareja, aunque sin contraer matrimonio, con Ugné Karvelis, una lituana que lo interesó profundamente en la política.
- Su segunda esposa y tercera pareja fue Carol Dunlop, escritora estadounidense con quien realizó numerosos viajes. En Polonia participaron de un congreso solidario con Chile, y otro de sus viajes fue plasmado en un libro que llamó “Los autonautas de la cosmopista”, donde narra la trayectoria de la pareja por la autopista Marsella-París.
Luego de la muerte de Carol Dunlop, Aurora Bernardez (su primera esposa) lo acompañó durante su enfermedad, con lo cual se convirtió en la única heredera de las obras publicadas y los textos de Julio Cortázar.
Los derechos de autor de algunas de sus obras fueron brindados como donación para ayudar a los presos políticos de Argentina y otros países.
Muerte de Julio Cortázar, un gran escritor
En 1983 Julio Cortázar viaja a visitar a su madre a Buenos Aires, luego de la caída de la dictadura y de las elecciones presidenciales que llevan a la asunción del gobierno de la nación al presidente Raúl Alfonsín. Si bien es ignorada su presencia por parte de las autoridades, la gente lo recibe calurosamente y lo reconoce por las calles.
En 1984 Julio Cortázar enferma de leucemia y muere el 12 de febrero del mismo año, y a la vez que en México aparece “Salvo el crepúsculo”, su libro de poemas, es enterrado junto a su esposa Carol Dunlop en el cementerio de Montparnasse.
Rayuela, la obra emblemática
Rayuela (1963) fue la huella irrepetible y revolucionaria que Julio Cortázar dejó en la literatura, una propuesta innovadora que aniquiló toda convención genérica. Rayuela es una obra abierta que juega con la subjetividad del lector, invitándolo a participar como coautor.
En Rayuela hay muchas lecturas posibles, pero especialmente dos. El lector debe elegir entre dos posibles lecturas que propone el autor, según el recorrido que se elija: uno es desde el comienzo hasta el capítulo 56, el segundo es desde el capítulo 73, teniendo instrucciones al final de cada capítulo para continuar la lectura.
La obra narra los conflictos intelectuales de Horacio Oliveira, sus desavenencias amorosas con La Maga, y los itinerarios de un hombre intelectual argentino (un alter ego de Julio Cortázar) en París y luego en Buenos Aires, junto a un sinfín de referencias culturales entre las que se destaca preferentemente el jazz, recortes periodísticos, anotaciones, citas y poemas que pueden intercalarse en la lectura.
Rayuela se convirtió en un clásico de la literatura española y fue un emblema indispensable de la cultura argentina de ese tiempo, donde la novela de Julio Cortázar ocupó un lugar preferencial.
Algunas obras de Julio Cortázar
- Historias de cronopios y de famas
- Final del juego
- Un tal Lucas
- Último round
- 62 Modelo para armar
- Los Premios
- Rayuela
- Bestiario
- Octaedro
- Todos los fuegos el fuego
- Alguien que anda por ahí
- Queremos tanto a Glenda
- La vuelta al día en ochenta mundos
- Casa tomada
- Los autonautas de la cosmopista
Poco se habla de su carácter aislado pero al parecer se modificó por su labor activista en pro de los Derechos Humanos