San Antonio Abad, conocido como el patrón de los animales, fue un monje cristiano perteneciente al movimiento eremítico, del que también se le reconoce fundador. Se cree que su pensamiento influyó en las estructuras y manifiestos de todas las obras monacales de pobreza.
Entre las características más destacables de la vocación religiosa de San Antonio cabe mencionar que abandonó todos sus bienes terrenales para dedicarse a una vida ermitaña de servicio vocacional. Este hecho tuvo lugar poco después de perder a sus padres, mientras leía en el Evangelio la invitación que Jesucristo hace a sus apóstoles: “dejen todo y síganme”.
Antonio Abad nació en Heracleópolis Magna (Egipto) en el año 251 d. C. Aunque de su vida previa a la consagración religiosa no se tiene mucha información, podríamos decir que llevó una primera juventud tranquila y sin preocupaciones. A los veinte años escuchó el llamado de dios y decidió dedicar su vida a servirle.
Una de las afirmaciones más populares que se realizan en torno a la figura de San Antonio es que en varias ocasiones fue tentado por el demonio: a través de imágenes y sensaciones que consideraba impuras y que le alejaban del objetivo que tenía como fundamento de su vida, que era la entrega absoluta a dios y a la santidad.
Cabe mencionar que a lo largo de la historia del arte, muchos artistas le han dedicado obras a esos momentos decisivos en la vida de San Antonio Abad. Paul Cézanne, El Bosco, Eleona Carrington y Diego Rivera, son algunos de los más destacados. En el caso de Eleonora, es ésta una de sus pinturas maestras.
San Antonio Abad, patrono de los animales
De la vocación de San Antonio Abad para ayudar a los animales no se sabe mucho, lo que sí se cree es que durante su vida ermitaña consiguió entablar lazos cercanos con animales salvajes a quienes alimentaba privándose a veces de su propio alimento.
Antonio Abad es el considerado el patrono de los animales. Por esta razón, en los países católicos, en el día de la festividad de San Antonio muchas mascotas son llevadas a las iglesias levantadas en honor a este santo para que sean bendecidas por el sacerdote que oficia de párroco.
Cabe señalar que su vida pasó a la historia gracias a la hagiografía que escribió sobre él San Atanasio que fue un gran amigo suyo. Es posible, por tanto, que muchas de las afirmaciones que se repiten sobre él tengan un matiz de exageración debido a esa admiración que Atanasio no escondió en su texto.
San Antonio Abad fue guía espiritual de muchos monjes, entre ellos, de San Atanasio.
La vida eremítica de Antonio Abad consistió en dedicarse a la contemplación diaria acompañándola de habituales penitencias, silencio, oración y recogimiento. Asimismo se cree que mantuvo una alimentación estrictamente vegetariana. Es posible que gracias a estos saludables hábitos haya conseguido llegar hasta los 105 años, que se dice tenía cuando falleció, en el 356 d. C.
Cuando se lee sobre la vida de estos grandes hombres de FE, no cabe duda que dejan un ejemplo maravilloso que invita a imitarles porque reflejan el rostro de Cristo nutriendo su mente vida y espíritu con la sagrada palabra del Evangelio y viviendolo hasta tal punto,que en ellos se cumple /lo expresado por el apóstol San Pablo :” Yo no Soy quien vive,es Cristo quien vive en mi……..”