María Antonieta fue un personaje fundamental del escenario político del siglo XVIII en Europa. Contaba con los títulos de archiduquesa de Austria, reina consorte de Francia y de Navarra y se la recuerda no sólo por un reinado discutible que llevó a una caída en picado de la economía del país, sino también por su vida contraria a los principios morales de aquel entonces.
Nació en Viena, el 2 de noviembre de 1755. Fue la penúltima hija de Francisco I (Emperador del Sacro Imperio Romano Germánico) y su esposa María Teresa I (reina de Hungría). Después de una infancia y adolescencia envidiables fue desposada por el Rey de Francia y comenzó a ejercer como reina consorte.
El reinado de María Antonieta comenzó en 1770, después de que renunciara al privilegio de convertirse en Reina de Hungría, como lo había sido su madre, y decidiera casarse con el rey Luis XV. Sobre la relación entre ellos se ha escrito mucho; lo que sabemos es que fue un matrimonio infeliz y que la María Antonieta añoró toda su vida su tierra natal. Tan es así que mandó construir en el palacio de Versalles un jardín similar al que había en su casa de la infancia.
A pesar de lo que se creía, lejos de ser un títere, María Antonieta quería controlar lo que ocurría y no aceptaba que nadie la dirigiese, incluso no era muy dada a recibir consejos. Esto la llevó a ganar por un lado un cierto respeto en determinados círculos, pero también a conseguir la enemistad del pueblo francés. Y se convirtió en poco tiempo en una reina de la que todos dudaban y temían a partes iguales.
El estallido de la Revolución Francesa sería un hecho que marcaría violentamente la vida de María Antonieta, de sus hijos y de la monarquía francesa. Ambos reyes fueron ejecutados y con ellos todo aquel que se opusiera a las ideas revolucionarias y a la constitución. María Antonieta fue asesinada frente a todo el pueblo el 16 de octubre de 1793, después de que se declara la disolución de la monarquía absoluta.
Lo que se dice de María Antonieta
Aunque María Antonieta se hizo famosa por la frase “que coman pastel” ( que se cree que fue lo que ella respondió cuando sus colaboradores le comunicaron que el pueblo no tenía pan para comer), las últimas evidencias ponen en duda que esta frase haya sido pronunciada por ella. De hecho, se sabe que era común que la gente atribuyera esta expresión a todas las reinas consorte que no fueran francesas, como una forma de desprecio hacia ellas.
Otra cosa que se le endilga a la reina es que estaba obsesionada con los zapatos, lo cual también parece ser falso.
En aquella época el palacio de Versalles era un espacio rural, con barro, animales y poco limpio; era común que los monarcas gastaran mucho dinero en zapatos puesto que cambiaban a diario de calzado a causa de la suciedad. Cuando llegó a Francia, María Antonieta señaló que era una cultura de desperdicio y aunque con el correr de los años se acostumbró a ella, sin duda en comparación con otros miembros de la realeza no gastaba ella tanto dinero en calzado como se cree.