María Parado de Bellido fue una heroína popular peruana de raza indígena. Si bien es conocida como precursora de la emancipación hispanoamericana, su participación ocurrió en la etapa sanmartiniana, es decir al final de la guerra por la independencia. María Andrea Parado de Bellido expuso su vida exponiendo a su familia y sacrificando su bienestar por la causa de la libertad.
Es muy escasa la información que se conoce acerca de la mayoría de los grandes héroes populares, y el caso de María Parado de Bellido no escapa a esa situación a pesar de que se sabe que su vida fue muy extensa ya que su sacrificio de vida sucedió a los sesenta años.
Sus primeros años de vida
Muchos historiadores coinciden en afirmar que el lugar de nacimiento de María Parado de Bellido fue Huamanga, conocida más tarde como Ayacucho y ubicada en las sierras del sur de Perú.
Sin embargo, el sacerdote Cárdenas aseguró haber descubierto en la parroquia de Cangallo su partida de bautismo, en el distrito actual de Paras donde habría nacido.
Tampoco hay consenso en relación al año de su nacimiento. Si bien todas las fuentes lo sitúan el 5 de julio, algunos afirman que nació en el año 1777 y otros en 1761.
Poco se sabe de su infancia
Sus padres fueron la indígena Jacinta Jayo y Fernando Parado, que era un criollo cuya ascendencia era altoperuana. De su infancia sólo se conoce que fue hija natural, y que su niñez transcurrió como la de la mayoría de las niñas de raza india de su tiempo, sin posibilidad de recibir instrucción.
Sólo se las instruía en los quehaceres domésticos, para desempeñarse correctamente en las tareas conyugales, de lo que dio cuenta años más tarde al contraer matrimonio.
Su casamiento con Bellido
María andrea Parado contrajo matrimonio en Huamanga a la edad de quince años. Se casó con Mariano Bellido, que era un comerciante que trabajó en la oficina de correos en la provincia de Cangallos, en el distrito de Paras, donde su familia tenía su lugar de residencia.
Una familia de patriotas
De la unión de la pareja Parado-Bellido nacieron siete hijos: Andrea, Gregoria, Mariano, Tomás, María, Leandra y Bartola. Desde 1820 el esposo de María Parado de Bellido y sus hijos colaboraron con las fuerzas patriotas.
Mariano Bellido y sus hijos se desempeñaban como correo del ejército patriota en la zona de Huamanga, cuya misión principal consistía en informar o dar cuenta de cada movimiento de las tropas realistas.
Su hijo Tomás se integró al grupo de patriotas que colaboraban con la guerrilla organizada en la sierra central por el general Juan Antonio Alvarez de Arenales, cuando sus filas patriotas pasaron por Huamanga.
La estrategia del General José de San Martín, que coordinaba los grupos guerrilleros, era desgastar las fuerzas del ejército realista a través de distintos frentes de batalla, uno de los cuales acaudillaba Quiroz Lazón, con actividades en Cangallos.
Su hijo Mariano, al igual que su esposo, también se enrolaron en las fuerzas militares del general José de San Martín, que coordinaba las actividades de los grupos montoneros.
La causa libertadora
En el año 1822 las tropas del general Canterac recibieron la orden del virrey José de la Serna que combatieran en Huamanga la insurrección popular.
Con el fin de reprimir al movimiento ayacuchano, Canterac dio instrucciones a la compañía a cuyo mando estaba el general Carratalá, de organizar la represión. En esa coyuntura Tomás Bellido, uno de los hijos de María Parado de Bellido, fue tomado prisionero para ser luego ejecutado por los realistas de Cangallo.
Este doloroso episodio motivó a María a integrarse al movimiento patriota, a colaborar en la tarea de espionaje con su esposo.
Por su condición de analfabeta debía dictar las cartas (que le escribía a Mariano Bellido) a un amigo de su confianza llamado Matías Madrid, que a su vez se encargaba de transmitir la información al cuartel de Cayetano Quiroz, el montonero patriota.
Gracias a la información de María Parado de Bellido pudieron evacuar a tiempo el 29 de marzo de 1822 la localidad de Quilcamachay, advertidos de la incursión que el ejército realista tenía planeada.
Sin embargo, fue delatado el trabajo que realizaba María Parado de Bellido cuando fue capturada la persona que trasladaba la correspondencia. La captura fue consumada por sacerdotes que eran leales al virrey, que entregaron al mensajero al general Carratalá.
El apresamiento de María
La captura del mensajero permitió al general Carratalá conocer las actividades que realizaba María Parado de Bellido, puesto que una de las cartas estaba firmada por ella.
La vivienda de María fue rodeada por las tropas realistas, que la capturaron mientras estaba en compañía de sus hijas, para someterla a un intenso interrogatorio con el fin de que delatara a los compañeros comprometidos.
Llevada ante la presencia del general Carratalá, María Parado de Bellido se negó a responder las preguntas que pretendían desarticular las redes de información. También rechazó las ofertas de recompensa, y no se inmutó ante la amenaza de quemar su casa si no colaboraba.
El martirio a los 60 años
María Parado fue llevada en procesión a la plaza de Huamanga custodiada por soldados de las fuerzas realistas. En cada esquina se detenía la procesión para que un oficial diera lectura al bando de la sentencia por el delito de traición que había dictado Carratalá sentenciándola a muerte.
La sentencia del general Carratalá justificaba la pena de muerte para ejemplo y escarmiento público por haberse rebelado contra el señor y rey de Perú.
La condujeron a la plazuela del arco donde la aguardaba el pelotón de fusilamiento, amonestándola por última vez para que revelase lo secretos y prometiéndole la vida.
La actitud de María Parado de Bellido fue implacable, sin vacilar rechazó la proposición y se arrodilló esperando la muerte con la mirada dirigida hacia el cielo.
El reconocimiento de Simón Bolívar
Luego de que muriera en manos del pelotón de fusilamiento, los restos de María Parado de Bellido fueron sepultados por frailes en su templo, la iglesia de la Merced.
Sus hijas hallaron refugio y asilo en una iglesia, ya que quedaron abandonadas a su suerte, pero no se conoce el destino de su esposo e hijos varones.
Luego de consolidada la independencia por el general Simón Bolivar, las hijas de María Parado de Bellido recibieron a través de un decreto del Libertador, una casa que había sido propiedad de un realista y una pensión graciable. Poco tiempo después María Parado fue declarada mártir de la independencia.