Mariano Matamoros es uno de los personajes fundamentales de la historia de México, dado que pese a ser sacerdote luchó por la multiculturalidad y buscó a toda costa la Independencia de México de la Corona Española. Su nombre aparece en muchos colegios, calles e instituciones a lo largo de todo el país.
Mariano Matamoros y Guridi nació el 14 de agosto de 1770 en el barrio de la Merced en Ciudad de México. Sus primeros años los vivió en Tlaxcala donde decidió que quería dedicarse a la teología. así, en 1796 fue ordenado sacerdote. Sus primeros trabajos fueron como ayudante de diversos párrocos en comunidades aisladas de México.
A Mariano Matamoros le gustaba hablar con la gente y se implicaba con absoluta facilidad en las reuniones y las discusiones. Fue su simpatía y su escucha atenta las virtudes que le permitieron abrirse camino entre los criollos para escuchar sus pensamientos y descubrirse formando parte de la idea de la Independencia.
Matamoros fue vicario en la parroquia de Pachuca donde realizó una importante labor de evangelización.
Poco tiempo antes de que comenzara la Guerra de la Independencia Mariano Matamoros fue acusado frente a las autoridades eclesiásticas y ante la Corona Española por sus ideas revolucionarias. Antes de que pudieran encerrarlo huyó y se unió a las filas del Cura José María Morelos y Pavón, quien lo nombre coronel y le ordenó la formación de su propio batallón.
Mariano Matamoros, líder de la Independencia de México
Matamoros conformó entonces varios cuerpos de infantería, caballería y artillería, formados por ciudadanos deseosos de independizar el territorio de los abusos a los que se hallaban sometidos desde la llegada de los europeos a América.
El desempeño de Matamoros fue fundamental para la consecución de la Independencia. Así supo verlo Morelos, quien declaró la inmensa habilidad de aquel cura mexicano para la guerra. A tal punto llegó su admiración que lo convirtió en su mano derecha para llevar a cabo juntos movimientos que derivan años más tarde en la liberación del país.
En el camino, sin embargo, Matamoros fue capturado por parte de la Inquisición y retenido en Valladolid.
Morelos, ofreció a cambio de la vida de Matamoros la vida de doscientos soldados. Perder a Matamoros en el grupo rebelde podría implicar una gran baja para la lucha por la Independencia, y Morelos no estaba dispuesto a asumir ese riesgo.
Sin embargo, su petición no fue aceptada; demasiado resentimiento tenían la Iglesia y la Corona contra Matamoros y ésta era la oportunidad de usarlo como chivo expiatorio para escarmentar a todo el pueblo por sus rebeldías.
Matamoros fue acusado de traicionar al rey Fernando VII y ejecutado en el Portal del Ecce Homo, actualmente conocido con el nombre de Portal de Matamoros. Tuvieron que realizar dos descargas contra él para conseguir arrebatarle la vida.
Matamoros fue asesinado el 3 de febrero de 1814. Ese día las campanas de la Catedral de Valladolid se tañeron con cierta melancolía, y con ellas las de todas las iglesias de la ciudad. Sus restos descansan en la catedral metropolitana de la Ciudad de México desde 1823.