José Tomás nació el 20 de agosto de 1975 y tiene ahora 42 años. Se dedica desde pequeño al toreo y ha conseguido convertirse en un icono de referencia para los seguidores de este deporte. A lo largo de su carrera ha recibido ovaciones y críticas.
Comenzó a torear en México porque en España no consiguió oportunidades que le permitieran desarrollarse en este terreno. En Ciudad de México tuvo un importante éxito, llenando algunas de sus plazas más importantes. Posteriormente volvió a España donde ha realizado diversos espectáculos, sobre todo en Las Ventas de Madrid.
José Tomás es el mayor de cuatro hermanos, hijos de José Tomás e Isabel Martín. Su abuelo fue Celestino Román, a quien José hizo responsable de su pasión por la fiesta taurina, ya que lo llevaba de pequeñito a presenciar corridas de toros en Las Ventas.
José Tomás mató su primera vaquilla cuando tenía sólo 11 años y dos años más tarde ya estaba participando en novilladas. Le siguieron a este debut muchos años de éxitos, matizados con algunas caídas que le valieron la crítica de la prensa.
Durante los años noventa, José Tomás fue recibido con ovaciones en Las Ventas y llegó a ser nombrado en diversas crónicas de periodistas taurinos como “el torero de Madrid”. Fue ése, sin duda, su gran momento.
En el 2002, José Tomás anunció su retiro; aunque desde entonces ha vuelto a aparecer en numerosas ocasiones, generando una gran expectación en sus seguidores y llenando las arcas de las instituciones taurinas de España.
Críticas en torno a José Tomás y la tauromaquia
Cabe aquí un pequeño paréntesis para reflexionar en torno a la fiesta taurina que defiende José Tomás. Según lo plasman diversos estudios, la estructura emocional de los que se dedican a este deporte se asemeja considerablemente a la de un maltratador: donde faltan ciertos filtros de racionalidad para justificar una actitud con la que, de tener una buena salud mental, no se estaría de acuerdo.
En ese sentido, José Tomás ha sido criticado en numerosas ocasiones por la crítica antitaurina, que intenta erradicar del panorama cultural español una fiesta que conlleva tanta violencia y maltrato.
¿Por qué José Tomás continuó toreando?
Pues porque aceptamos lo que nuestro entorno justifica. Y es posible que al haber comenzado de tan chiquito no haya podido racionalizar el dolor y la crueldad que las fiestas suponen. La vida en sociedad puede provocar en nosotros la naturalización incluso situaciones o actitudes que pueden ser absolutamente deplorables.
Quienes le admiran argumentan que el gran talento de José Tomás reside en su valor, que le lleva a quedarse quieto para enfrentarse al toro recién cuando lo tiene justo encima. Sin embargo, cada vez son más las personas que comparten la idea de que el toreo es una actividad cruel que debería eliminarse del argot cultural peninsular. ¿Asumirán esta certeza alguna vez José Tomás, u otro torero de la historia?